lunes, 25 de enero de 2010

LA NIÑA DEL ZURRÓN!!!!

Esto era una muy guapa que todas las tardes, todas las tarder, su madre la mandaba a la fuente a por un botijo de agua. Un día , por su santo , le regalagaron unos zapatos de charol.

-¡Uy , qué zapatos tan lindos! ¡Y qué bien me están! ¿Puedo ponérmelos para ir a la fuente?

-Sí , pero ten mucho cuidado - contestó la madre. - No te los vayas a estropear.


La niña cogió su botijo y salió la mar de contenta, pero como había mucho fango alrededor de la fuente, se quitó los zapatos y los puso encima de una piedra. Cuando terminó de llenar el botijo, se volvió a su casa y no se acordó de los zapatos. Nada más llegar, le preguntó su madre:


-¿Y los zapatitos?
-¡Uy , es verdad! ¡Me los he dejado en la fuente!
Salió corriendo , corriendo , pero cuando llegó los zapatitos no estaban por ninguna parte. Se puso a buscar, venga a buscar , pero nada. Los zapatitos parecía que se los había tragado la tierra. Y la niña se puso a llorar.
-¿Por qué lloras, niña guapa? -Oyó que alguien le decía. Miró a su lado y vio a un viejo vagabundo sentado junto a la fuente.
-Es que he perdido mis zapatitos nuevos.
-¿Y dónde los dejaste?
-Aquí , encima de esta piedra.
-¡Ah , bueno con que son tuyos!. Hace un momento, cuando los vi , me dije: Estos zapatitos tienen que ser de la niña más buena y más guapa de este pueblo. Y los guardé en mi zurrón.

La niña se quedó mirando un zurrón muy sucio que tenía aquel viejo andrajoso , y con un hilo de voz, dijo:

-¿Me los va usted a dar?
-¡Cómo no , hijita! Tú misma puedes cogerlos. No tienes más que abrir el zurrón y meter tus lindas manitas.
La niña se acercó con mucho miedo , y cuando ya tenía abierto el zurrón, el viejo la empujó y la metió dentro. Luego se echó el zurrón al hombro, y sin que nadie lo viera cogió el camino y salió del pueblo. La niña , pobrecito, iba sollozando.

El viejo entonces la amenazó que si seguçía llorando le iba a dar una paliza con una palanca que llevaba:

-En vez de llorar , tienes que cantar, cuando yo te diga: ¡Canta , zurroncito, canta , que si no te doy con la palanca! Y si me obedeces y eres buena, algún día te soltaré.

El vagabundo llegó a otro pueblo y se puso en mitad de la plaza, pregonando que tenía un zurrón encantado. Cuando acudió la gente, dijo : ¡Canta , zurroncito, canta , que si no te doy con la palanca! Y entonces la niña empezó a cantar:

En un zurrón voy metida.
en un zurrón moriré.
Por culpa de unos zapatos,
que en la fuente me dejé .

La gente se creía que de verdad era el zurrón el que cantaba y ecahban dinero. Y así el vagabundo fue, de pueblo en pueblo, ganándose la vida. En todas partes hacía lo mismo. Soltaba su carga en medio de la plaza y se ponía a dar voces, diciendo que traíaun zurrón encantado.

Cuando la gente acudía, levantaba su barra de hierro y decía; ¡Canta , zurroncito , canta , que si no te doy con la palanca ! Y la niña cantaba:

En un zurrón voy metida,
en un zurrón moriré .
Por culpa de unos zapatos,
que en la fuente me dejé.

Y mientras cantaba, el vagabundo pasaba su gorra entre el público. Luego se echaba el zurrón al hombro y comenzaba a andar, andar y andar, hasta que llegaban a otro sitio.

Pasó mucho tiempo y ya el viejo ni se acordaba en qué pueblo había cogido a la niña.
Sin darse cuenta, llegó adonde vivían sus padres y se puso a pregonar, como en todas partes. Pero como en el pueblo sabían que aquella niña había desaparecido y conocían su voz, en cuanto la oyeron cantar:


En un zurrón voy metida,
en un zurrón moriré.
Por culpa de unos zapatos ,
que en la fuente me dejé.


una tía de la niña, pensó: "Hay que ver , si parece la voz de mi sobrinita ... " Y otras gentes que estaban allí también pensaron lo mismo. La tía les dijo;
-No dejéis que el viejo se vaya. Entretenedlo como sea, que voy corriendo a avisar a mi hermana.

Entonces los vecinos le pidieron al viejo que hiciera cantar al zurrón una y otra vez, y le echaban mucho dinero. Y el viejo , contetísimo;
-¡Canta , zurroncito, canta , que si no te doy con la palanca!
Y la niña:

En un zurrón voy metida,
en un zurrón moriré.
Por culpa de unos zapatos ,
que en la fuente me dejé.

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