domingo, 16 de mayo de 2010

AMIGOS MÁS COMIDA!!!

Dice el barómetro de la felicidad, que los de la «chispa de la vida» llevan a rajatabla, que España es el segundo país más feliz de Europa, y el octavo del mundo. Bueno, yo no creo mucho en esto de las estadísticas, pero si el río suena… algo de agua llevará. Va a resultar que somos un pueblo positivo. A pesar de la crisis, de los políticos y sus políticas, de los telediarios y sus noticias, de la sanidad y sus esperas, de la contaminación y su locura… A pesar de la delirante vida del trabajadorcito medio, el ochenta y pico de los de aquí dicen ser bastante felices. No quiero ser mal pensado pero, ¿no será el consumo masivo de antidepresivos y ansiolíticos lo que está generando una sociedad plácida? Cuando leo las cifras de ventas de estos medicamentos no doy crédito. Media ciudadanía toma Lexatin y la otra media Prozac. Exagero, claro, pero no crean que tanto. El consumo de sustancias para luchar contra el estrés, la tristeza y el miedo, es escalofriante. Y una sociedad de dopadillos no es el mejor lugar para hacer medidas sobre la felicidad. No obstante, nuestros encuestados hablan de los amigos, la pareja y la comida como mejor antídoto contra la desesperación. El trabajo sólo da placer a un dieciséis por ciento, el resto trabaja para ganarse las habichuelas y comérselas ricamente con los que ama. Una buena, larga y bien regada comida con familia y amigos, gratifica más a nuestros españolitos que leer un libro, ver una buena película, escuchar un concierto o hacer un proyecto. Pues a mí me parece que la mayor felicidad la da la capacidad de soñar. Soñar con hacer algo hermoso, con aprender a amar, con transformar un poco este jodido mundo, con ayudar a los que están peor. La capacidad de soñar de los ciudadanos es para mí el único baremo con el que se puede medir la felicidad de un país. Porque «estamos hechos de la materia de los sueños». De los sueños con y hacia los otros, desde luego.

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